CÓMO APLICAR LOS POLVOS SUELTOS

Si lo que queremos conseguir con los polvos sueltos es un acabado ligero y sutil, debemos aplicarlos con brocha, para lo que yo escogería una grande, tupida y suelta. En cuanto al modo de aplicarlos, aplastamos la brocha en la palma de la mano, para fijar los pigmentos. A continuación, aplicamos los polvos con movimientos circulares por todo el rostro, sin olvidar el cuello y detrás de las orejas.

Si, por el contrario, lo que queremos es un acabado más, digamos, cubriente, lo mejor es aplicar los polvos sueltos con la borla, aplastándola en la mano, al igual que hacíamos con la brocha, para fijar los pigmentos. Después, empolvamos generosamente todo el rostro, mediante ligeros golpecitos o con movimientos de vaivén, desde la parte inferior hacia la parte superior del rostro. Por último, para que el acabado sea perfecto, con un grano de piel “cerrado”, retiramos el excedente que haya podido quedar con la brocha gruesa.

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