Para tener una buena piel, todo el mundo debería darse una cura de vitamina C por lo menos dos veces al año. Actúa como un verdadero chute de luminosidad para nuestra piel, y repara todos los excesos cometidos durante el verano con la exposición solar. Lo ideal sería aplicárselo después del verano, cuando nuestro tono de piel va quedando apagado, y también un par de meses antes de la exposición solar, o sea, hacia el mes de abril. Mano de Santo. Muchos productos cosméticos contienen vitamina C. Yo os recomiendo los tratamientos de vitamina C pura a muy altas dosis, lo cual es una verdadera cura de belleza para nuestra piel. Para aumentar la efectividad del producto, yo os aconsejo guardar el envase en el frigorífico, lo que aumenta su efecto tensor y tonificante. Aplícatelo por las mañanas y noches debajo de tu crema habitual.