El invierno es una de las estaciones más complicadas para los labios. Con este frío, viento… tenemos los labios literalmente hechos polvo, es decir, extremadamente secos, irritados, agrietados. Esas pielecillas que se producen al despellejarse los labios, llegando, en ocasiones, a sangrar, pueden hacernos ver las estrellas. El escozor y la necesidad constante de humedecerlos son una constante en estos casos, y no digamos como, además, estemos resfriados, ya que, al tener la nariz congestionada, respiramos constantemente por la boca, resecando aún más los labios.
En general, el invierno es un gran enemigo de los labios, aunque el verano tampoco es que les siente excesivamente bien. El sol también puede dañarlos, al igual que la falta de hidratación, la cual enseguida se pone de manifiesto en la boca. Éstas suelen ser las causas más comunes que provocan unos labios agrietados y resecos, si bien, en algunos casos, pueden ser síntoma de otros males mas serios, como ciertas enfermedades, o una falta de vitaminas.
PAUTAS PARA EVITAR, EN LO POSIBLE, UNOS LABIOS AGRIETADOS:
– Beber muchos líquidos, para evitar la deshidratación.
– En invierno, debemos evitar los ambientes demasiado secos, con calefacciones excesivamente altas, que resecan el aire.
– Debemos utilizar bálsamos labiales, tantas veces como sea necesario a lo largo del día, huyendo de productos que contengan ingredientes agresivos, como el alcanfor, los cuales crean una falsa sensación de hidratación, que, a la larga, empeoran el problema. La manteca de cacao – cómo no – y la manteca de karité, muy emolientes, son muy efectivas para tratar unos labios resecos y agrietados, así como los aceites vegetales, muy ricos en ácidos grasos y vitaminas, como el de jojoba, oliva, avellana, aguacate, rosa mosqueta o almendra.
– Un consejillo para prevenir unos labios resecos es exfoliarlos, de vez en cuando. Hay algunos productos en el mercado para tal fin, como Uresim Peeling Labial, del que ya os hablé en otra ocasión, aunque también podemos elaborar nuestro propio exfoliante con un poco de aceite vegetal y azúcar. Eso sí, nunca debemos exfoliar unos labios que ya estén agrietados o con pequeñas heridas.
