Uf, ya estamos a 31 de diciembre. En unas horas despediremos el año y daremos la bienvenida a un flamante nuevo año por estrenar. Para una ocasión tan especial os propongo un pequeño ritual de belleza para estar radiantes en una noche mágica. Son los pasos que yo suelo seguir para conseguir una piel descansada y perfecta.

Ni que decir tiene que el paso número 1 y más importante es haber tenido un sueño reparador la noche antes. Unas siete horas de descanso ininterrumpido hacen maravillas con nuestra piel, que, sin duda, tendrá una apariencia descansada y radiante.

Para preparar la piel, previamente limpiada, yo empezaría con una exfoliación, que elimine las células muertas de nuestra piel y haga que ésta luzca más fina y tersa. La exfoliación, por otra parte, hará nuestra epidermis más receptiva a la acción de los distintos tratamientos. Lo ideal es haber exfoliado la piel por lo menos un día antes de la gran noche, más que nada para evitar sorpresas de última hora, en forma de irritaciones o rojeces. No obstante, yo elegiría un exfoliante suave, de grano fino, los cuales, con toda seguridad, no nos darán ningún tipo de problema de última hora.

Una vez bien limpia la piel de células muertas, aplicaría una mascarilla, que nos aportará un plus de hidratación y dejará la piel lisa y sin signos de fatiga. Mascarillas las hay para todos los gustos y necesidades. Su función principal es restaurar la  capa protectora de la epidermis.Yo, en esta ocasión, elegiré una mascarilla anti-fatiga, que borre de mi piel cualquier rastro de cansancio.

Tras estos pasos previos, resulta ideal un chute de luminosidad a base de vitamina C, que ilumina nuestra piel y le da luminosidad. Por ello, me quedo con un serum o ampolla efecto flash con una alta concentración de vitamina C, que aportará mucha luz a mi rostro.

Por último, me aplicaría una crema base, es decir, mi tratamiento habitual, con el fin de preparar la piel para un maquillaje perfecto.